¿Por qué la SEMF ahora?

La iniciativa de la SEMF surge como reacción al estado que, a principios del siglo XXI, presentan el progreso científico, las divisiones históricas entre disciplinas y las influencias entre academia, sociedad e industria. En particular, cuatro cuestiones merecen nuestra especial atención:

Abunda la información,
escasea el conocimiento

El proyecto de la SEMF se concibe en el contexto de la Era de la Información y en pleno apogeo de la Cuarta Revolución Industrial. Se trata de un tiempo caracterizado por la abundancia de datos, pero también por la falta de claves interpretativas claras para gran cantidad de ellos. Además, la democratización de los medios de comunicación posibilitada por internet, sin duda positiva y deseable, ha resultado, no obstante, en un mayor riesgo de desvirtuación y devaluación del conocimiento riguroso y consensuado.

Hiperespecialización
de la investigación

A lo largo de la historia, el gradual proceso de refinamiento que ha experimentado el ejercicio intelectual ha venido acompañado de su creciente segregación en diversas áreas de estudio. Esta compartimentación del saber ha resultado extremadamente valiosa para el avance de la ciencia y de la tecnología modernas. No obstante, también conlleva el peligro de la sobreespecialización y el riesgo de perder la visión de conjunto.

Academicismo excesivo
e industrialización de la ciencia

Las instituciones académicas y el tejido económico posibilitan e impulsan el desarrollo del ejercicio científico proporcionando recursos y medios en un grado sin precedentes en la historia intelectual humana. No obstante, debido a factores que dependen más de las vicisitudes de los ecosistemas financieros que de la naturaleza de la investigación, se crean dinámicas que obstaculizan el ejercicio creativo e investigador: las burbujas cienciométricas y editoriales, la ciencia rápida, la ortodoxia inercial o el desprecio al poder de la ignorancia.

Fronteras del conocimiento
y la falsa interdisciplinariedad

Tras los grandes éxitos de la ciencia del siglo XX, cuando las contribuciones por parte de unos pocos autores en campos de investigación bien establecidos podían llevar a dramáticos cambios de paradigma, cada vez resulta más probable que los futuros avances científicos y tecnológicos resulten de colaboraciones interdisciplinares. Esto puede llevar, no obstante, a una excesiva confianza en el mero hecho multidisciplinar como un fin en sí mismo, descuidando el trasfondo y el rigor de la investigación.